Un día salvador, libre de pesados lastres, libre de mundo.
Nada importa más que el homenaje a los sentidos.
Un día en que nada se ve y todo se mira.
Nada se oye, porque el deleite es escuchar.
Y tocar hasta erizar en caricias el cuerpo amado.
Saborear las más dulces palabras;
Néctar de amor servido en labios.
Servido en piel.
Abrir los poros, todicos todos
Y dejar que penetren hasta el fondo
El escalofrío y el calor, la ilusión y la esperanza…
Y no despertar.
Un día salvador.
Anatorres. Los sitios de mi re-creo