A mi hermano César, regalo de cumpleaños
Pasó soleados domingos de campo encerrado en el coche, escribiendo en papelillos chicos sabe-dios- qué, oyendo su música, cuando lo más parecido al mp3 que ahora siempre lo acompaña era la radio del seiscientos y luego el cassette del opel corsa.
Su habitación olía a tabaco de pipa, en su puerta un perenne semáforo en rojo, era el cuarto con más libros, más periódicos y mejores vistas a la calle. Vistas que le permitían anunciarnos las visitas que venían para casa y que siempre remataba diciendo.... que yo no salgo, eh? ...que no estoy... Cosa que tampoco le valía de mucho, pues cuando preguntaban por el Cesarín , mi madre hacía una muesca con la cabeza señalando la puerta cerrada de la habitación: "qué le vamos a hacer si es así de esaborio..."
Pero crecimos, y eso sí, él con genio y figura, pero también habiendo desarrollado una vis, hasta graciosa, que los de fuera de casa detectaron antes que los de dentro... ; y original como él sólo, con su arte de hacer rollitos con los artículos de periódicos, rollitos pillados con una gomita que terminan en su bolsillo y se convierten en el matarratos perfecto.
Y un día aportó a mi vida a una tercera hermana y desde entonces amiga ; orgullosa me lucí de su brazo el día de mi casamiento y siempre ha volado raudo a mi vera antes incluso de haber sido requerido.
Me siento considerada por él, me siento querida y me siente muy próxima; y aunque, cada uno en su casa, hay una complicidad qué intacta quedará por siempre.
¡ FELIZ CUMPLEAÑOS, HERMANO !
Anatorres. Re-creando momentos