Pero son débiles…vulnerables a corrientes que los llevan y los traen…y llegamos a no reconocerlos…
Miro a mi loca bajita, que ya no es tan bajita, y sí algo más loca, la veo crecer y tiemblo; y trabajo para que sea siempre MI loca baijta, que me vea siempre,que nos vea, que nos mire, aunque sea como sus viejos loquitos, pero que no pierda nunca el norte, el de su casa, el de los valores que se le inculcan, el del cariño que recibe…
Pero miro también al otro loco bajito, que ya de bajito nada, que es enorme… este niño que , sin ser mio, me duele como si lo fuera… y lo veo provocando dolor,sembrando problemas a su alrededor; lo veo perdido, probando, llegando a límites,cruzándolos, enfrentando…perdiendo… siempre perdiendo, a cambio de nada…
Nos crecen nuestros niños…
Recreando Momentos