Esto es bochornoso.
Estaba avisada.... no valdría quejarse después; yo lo sabía... era consciente de que podría suceder...
En las noticias nos lo repetían hasta la saciedad, y por eso mismo mis amigos hace tiempo que entendieron por qué no iba ya tanto por casa.
Real era la posibilidad de pasarlo mal, de agobiarme.... pero pensaba en mi madre, en que ya no nos disfruta demasiado, nuestras visitas -cositas de la vida- se espacian, pero clarito he tenido siempre que cualquier rato en familia merecerá la pena.Mi único temor era Él.
Con mi hermana me río mucho, mi sobrino esperaba su regalo, mi cuñada afirmaba días antes que mi imagen se difuminaba en su memoria, mi mayor -más familiar que últimamente- vislumbraba una tarde de centro comercial y mi chica tenía mono , echaba de menos a su prima gemela...
A media tarde entrábamos en nuestra querida Córdoba, pusimos rumbo a mi barrio de toda la vida; objetivo: recoger a mi madre para ir a la quedada familiar...
Mi legítimo iba entretenido con su IPhone, mis astillas escuchaban los 40Principales y yo conducía y saboreaba cada calle y cada esquina; cada rincón me planta delante recuerdos de infancia y juventud...algunos locales siguen a pleno rendimiento, otros han sido sustituidos por la marabunta oriental que nos invade...pero lo reconozco...es mi barrio...y mi Plaza de Toros....mi Zoco.
-Si si, si tu supieras...vamos a callarnos! - es su única respuesta de un tiempo a esta parte.
La altura de mi coche es inversamente proporcional a los centímetros que gastan las piernas de mi madre... qué coche más alto, niña!!
No me dio tiempo ni a reaccionar; mucho menos, a esquivar nada .
No sé si llegó por la derecha, si por la izquiera, si de arriba o desde abajo...o llegó por todas partes a la vez...el caso es que, a traición, me soltó una BOFETÁ en toda la cara que casi me tumba al suelo...un TORTASO que casi me mareo...su fuerza me pinchaba en los brazos, en las piernas....
-Deprisa, vámonos, vámonos, no te pares...me decía mi madre, seducida por el bienestar que se escapaba por la puertezuela abierta del coche... y salimos pitando.
Con los años se me hace más insufrible y por eso, en esta época del año, apenas piso mi tierra. Él es el culpable.
El calor que hacía ayer en Córdoba era infernal. Un calor sofocante. Espantoso.
En las noticias nos lo repetían hasta la saciedad, y por eso mismo mis amigos hace tiempo que entendieron por qué no iba ya tanto por casa.
Pero la familia es la familia...
Real era la posibilidad de pasarlo mal, de agobiarme.... pero pensaba en mi madre, en que ya no nos disfruta demasiado, nuestras visitas -cositas de la vida- se espacian, pero clarito he tenido siempre que cualquier rato en familia merecerá la pena.Mi único temor era Él.
Lo habíamos organizado todo para eludirlo, para no tener que aguantarlo.
Con mi hermana me río mucho, mi sobrino esperaba su regalo, mi cuñada afirmaba días antes que mi imagen se difuminaba en su memoria, mi mayor -más familiar que últimamente- vislumbraba una tarde de centro comercial y mi chica tenía mono , echaba de menos a su prima gemela...
Prometía la velada.
A media tarde entrábamos en nuestra querida Córdoba, pusimos rumbo a mi barrio de toda la vida; objetivo: recoger a mi madre para ir a la quedada familiar...
De momento, todo bien.
Mi legítimo iba entretenido con su IPhone, mis astillas escuchaban los 40Principales y yo conducía y saboreaba cada calle y cada esquina; cada rincón me planta delante recuerdos de infancia y juventud...algunos locales siguen a pleno rendimiento, otros han sido sustituidos por la marabunta oriental que nos invade...pero lo reconozco...es mi barrio...y mi Plaza de Toros....mi Zoco.
Machaquito, nº 6.
Detengo el coche, pero ni por un instante se me hubiera ocurrido apagar el motor....las tres almas cándidas que me acompañan en el interior me fulminarían. Este barrio ha multiplicado el número de vehículos por familia , pero la cocheras, siguen brillando por su ausencia, toca apañarse con la doble fila...total, nos iremos pronto de allí.Toco el claxon
Intento llamar la atención de mi madre que imagino en su terraza, como tantas veces... pero enseguida observo que viene por el jardín saludándome con la mano.Qué pequeñita la veo.
Mi madre, recortadita de toda la vida -como su padre, como sus hijos- en los últimos años, mengua a pasos de gigante. En mayúsculas están sus dolencias escritas en su gesto... ¡alegra esa cara madre...que, a mal tiempo, buen semblante!!! -Si si, si tu supieras...vamos a callarnos! - es su única respuesta de un tiempo a esta parte.
La altura de mi coche es inversamente proporcional a los centímetros que gastan las piernas de mi madre... qué coche más alto, niña!!
Tengo que ayudarla a subir...
Abro y salgo del coche y... ocurrió....justamente ahí, precisamente en ese momento...No me dio tiempo ni a reaccionar; mucho menos, a esquivar nada .
No sé si llegó por la derecha, si por la izquiera, si de arriba o desde abajo...o llegó por todas partes a la vez...el caso es que, a traición, me soltó una BOFETÁ en toda la cara que casi me tumba al suelo...un TORTASO que casi me mareo...su fuerza me pinchaba en los brazos, en las piernas....
Inevitablemente me había topado con Él.
-Deprisa, vámonos, vámonos, no te pares...me decía mi madre, seducida por el bienestar que se escapaba por la puertezuela abierta del coche... y salimos pitando.
Con los años se me hace más insufrible y por eso, en esta época del año, apenas piso mi tierra. Él es el culpable.
El calor que hacía ayer en Córdoba era infernal. Un calor sofocante. Espantoso.
Re-creando Momentos